viernes, 6 de mayo de 2011

La vitamina C y las enfermedades cardiovasculares.

La carencia crónica de vitamina C es la causa fundamental de todas las enfermedades cardiovasculares ya que es absolutamente esencial para mantener en buen estado las arterias.

Todas las enfermedades cardiovasculares se inician por una deficiencia crónica de vitamina C y otros micronutrientes esenciales, especialmente aminoácidos y enzimas.

Es decir, es la carencia crónica de algunos nutrientes esenciales en las células endoteliales del sistema circulatorio lo que termina afectando su estructura y produciendo lesiones y agrietamientos.

El ENDOTELIO, tiene una función fundamental en nuestro organismo al ser la capa de células que cubre al interior de los vasos sanguíneos, una epidermis que facilita el desplazamiento de la sangre y de cuyo estado depende la circulación sanguínea.

Las paredes endoteliales de venas, arterias y corazón se deterioran – se agrietan – cuando al organismo le faltan de manera crónica determinados micronutrientes siendo ese el origen real de todas las enfermedades cardiovasculares.

Ese deterioro el organismo lo trata de reparar recubriendo las grietas con colesterol (mas concretamente con la lipoproteína a).

El problema es que ese mecanismo reparador, tiene el inconveniente de que las partículas que circulan en la sangre se pegan al colesterol formando lo que conocemos como placas arteroscleróticas y pueden al ir aumentando con el tiempo, impedir el flujo de la sangre.


¿Y cual es la solución?.


Pues algo muy simple:.Ante todo, saber que para prevenir los problemas circulatorios bastaría con proporcionar diariamente al organismo – mediante la alimentación o con suplementos si es preciso- las vitaminas, minerales, enzimas , aminoácidos y demás oligoelementos necesarios para su correcto funcionamiento..

Y en el caso de que ya exista deterioro seguir un tratamiento específico con mas de 30 micronutrientes especialmente seleccionados.


Toda esta teoría se basa sobre todo en la necesidad imperiosa que el organismo tiene de un componente esencial: la vitamina C. Una vitamina que, a diferencia de la mayoría de los animales, nuestro organismo no es capaz de sintetizar y por eso requiere ingerirla prácticamente a diario..

Es importante entenderlo porque cuando no se hace así, aparecen los problemas circulatorios, además de otras patologías.

Hoy sabemos que la vitamina C, es fundamental para el ser humano en el menos ocho (8) procesos orgánicos. Siendo quizás el mas importante su intervención en la formación del colágeno.

La alteración de esta función se manifiesta a través de una serie de síntomas que van desde la dificultad para cicatrizar o reparar fracturas hasta hemorragias en la piel o lesiones en las encías. Casi todo el mundo sabe también que su carencia provoca en el ser humano el escorbuto ( debilidad y dolor muscular y articular. Múltiples hemorragias espontáneas que acaban causando la muerte).

La relación entre la vitamina C y el estado del sistema circulatorio es evidente y conocida desde hace más de dos siglos. Las enfermedades cardiovasculares son en realidad una forma temprana del escorbuto. En ambos caos la falta de vitamina C en las células cardiovasculares provoca la aparición del trastorno. En el caso del escorbuto el agotamiento total del ascorbato del cuerpo lleva a la disolucion de la estructura de las paredes arteriales causando hemorragias y , en última instancia la muerte. En las enfermedades cardiovasculares la carencia de ascorbato aumenta poco a poco a lo largo de los años provocando la necesaria reparacion de las paredes arteriales y, por ende, la formación de placas.

La relación establecida entre el escorbuto y las enfermedades cardiovasculares supone, en suma, situar la causa de las mismas en el estado físico de las arterias. Y al tiempo, reinterpretar el papel de los depósitos arterioscleroticos que pasan de ser algo completamente negativo a un mal necesario porque constituyen el recurso de emergencia que emplea nuestro organismo para taponar las grietas sufridas en el endotelio por la carencia de nutrientes , especialmente de vitamina C.

Matias Rath, descubrió en 1987 que no es el exceso de lipoproteínas de baja densidad (conocidas como LDL o “colesterol malo”) el responsable de la formación de las placas arterioscleróticas y, por lo tanto de las enfermedades cardiovasculares, sino una lipoproteína de baja densidad en concreto, la lipoproteína (a), que se halla rodeada de una película adhesiva que lleva al depósito de colesterol y otras grasas en las paredes arteriales. Y que ese depósito sólo se produce cuando éstas se encuentran debilitadas y el organismo tiene que reparar su agrietamiento (básicamente por deficiencia de vitamina C).


ASPECTOS BASICOS DE LA TEORIA DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES (ECV).


ARTERIAS Y VENAS: Las arterias y las venas, como el resto de nuestro organismo, están sometidas a un continuo proceso de deterioro y reparación celular. Y para reparar o reemplazar los tejidos nuestros cuerpos deben producir obligatoriamente una proteína llamada colágeno. Pero para elaborar colágeno el cuerpo necesita grandes cantidades de ascorbato, es decir, de vitamina C. Y como nuestro organismo no la produce es absolutamente necesario ingerirla a través de las comidas o de suplementos vitamínicos.


LIPOPROTEINA (a) : la aparición de grietas en las arterias por falta de colageno obliga al organismo a intentar reparar las lesiones producidas con soluciones transitorias . Solo que estas soluciones que a corto plazo resuelven el problema,, tambien pueden provocar a mediano o largo plazo situaciones peligrosas.. Cuando se produce un agrietamiento el organismo utiliza lipoproteína (a) para taponarlo,, formándose con el tiempo lo que conocemos como placas arteroscleroticas. Obviamente, si la situación de lesión arterial perdura las placas crecen en tamaño hasta que el flujo de sangre queda parcial o completamente interrumpido provocando lo que llamamos arritmias, anginas de pecho, ataques cardiacos o infartos. En resumen, la carencia de vitamina C impide al cuerpo la creación de colágeno y, por tanto, la curación de heridas y la reparación de los vasos sanguíneos. Por eso es imprescindible su consumo diario.


EL COLESTEROL: El colesterol no es uno de los principales factores de riesgo cardiovasculares por lo que deja de tener sentido vivir obsesionado por él ( lo que no quiere decir que su control no sea oportuno). Solo que para controlar su exceso bastan grandes cantidades de ascorbato (vitamina C), ya que esta lo transforma en bilis que luego se excreta a través del intestino. No se necesitan fármacos. Cabe añadir que el 80% del colesterol del cuerpo lo produce el propio organismo, no se ingiere con la alimentación, luego vale la pena preguntar: ¿iba el cuerpo a producirlo masivamente si fuera tan negativo?


LA HIPERTENSION: La hipertensión puede solucionarse…aumentando simplemente la ingesta de vitamina C y otros micronutrientes. Porque también en el caso de la hipertensión el proceso se iniciaría debido a la carencia crónica de nutrientes vitales en las células de las paredes arteriales. La explicación es sencilla como quiera que son las células las que se encargan de la producción de factores de relajación (oxido nítrico) que eliminan la tensión de las paredes normalizando la presión arterial.


Bastaría una alimentación rica en Vitamina C y Magnesio (antagonista natural del calcio) para reducir la presión de las paredes arteriales y disminuir la hipertensión.

También es útil ingerir tres aminoácidos : dos de ellos previenen la formación de las placas arteroscleroticas (La lisina y la Prolina) y el tercero (la Arginina) aumenta la elasticidad de las paredes arteriales al producir óxido nítrico


LA DIABETES: Diabetes y accidentes vasculares suelen ir de la mano mucho mas de lo que se quisiera. El exceso de azúcar plamático en sangre bloquea el suministro de vitamina C a las paredes de los vasos sanguíneos lo que provoca su deterioro y engrosamiento a lo largo de todo el aparato cardiovascular con el riesgo de que cualquier órgano pueda sufrir un infarto. Según estudios, por cada gramo de vitamina C se obtiene una reducción de 2.5 unidades de insulina. Los diabéticos deben seguir un tratamiento especifico de vitgamina C y E y dos minerales: magnesio y cromo.


EN DEFINITIVA para prevenir tanto las enfermedades citadas como otras patologías crónicas lo más adecuado es tomar periódicamente determinados micronutrientes, especialmente los aminoácidos lisina, prolina, arginina, carnitina, cisterna y taurina; minerales como el magnesio, el cobre, el potasio y el calcio, , la coenzima Q10, inositol y sobre todo vitamina C ( entre 2 y 20 gramos cuando la enfermedad ya se ha manifestado.


Para reducir los “tumores” de la pared arterial.

La carencia de vitaminas provoca que las células musculares de las paredes arteriales produzcan moléculas de colágeno defectuosas que se acaban convirtiendo en un tumor arteriosclerótico. La vitamina C y la E consiguen frenar este crecimiento.


Para proteger la pared arterial y desintegrar las placas arteroescleroticas

No son las lipoproteínas de baja densidad o LDL, las responsables de la formación de las placas, sino una variante llamada lipoproteínas (a) que se caracterizan por su capacidad adhesiva (de ahí su letra “a”). Por tanto lo que hay que hacer es evitar que éstas se adhieran en la parte interior de las arterias, algo que consiguen las llamadas sustancias “teflón” entre los que se destacan los aminoácidos lisina y prolina. Y no solo eso; estos aminoácidos también disuelven las moléculas lipoproteinitas ya adheridas a la pared arterial.


(Texto extraído de: http://qisomamedicina.blogspot.com/2011/02/la-vitamina-c-y-las-enfermedades.html)